La “asociación público-privada” creada para producir y distribuir vacunas contra el Covid-19 a la población estadounidense, llamada Operación Warp Speed, comenzará en las próximas semanas a desplegar una campaña de vacunación masiva. Con la aprobación esperada del primer candidato a vacuna a solo unos días, los aspectos de asignación y distribución de la Operación Warp Speed merecen un escrutinio, dado en particular, el papel crucial que desempeñará una las compañías más polémicas del país en esa labor.
Palantir Technologies, empresa fundada por Alex Karp, Peter Thiel y un puñado de sus asociados, ha causado polémica por su apoyo a la ocupación de Irak y Afganistán por el ejército de EE. UU. y también por su participación en la detención de inmigrantes “ilegales” a través de sus contratos con el Departamento de Seguridad Nacional y en los programas de reforzamiento de la “vigilancia policial predictiva” que afectan de manera desproporcionada a barrios donde predominan las minorías. Quizás algo menos conocido, pero igual de polémico, es el largo y duradero vínculo de Palantir con la CIA y con la comunidad de inteligencia en general, que estuvo estrechamente involucrada en el desarrollo de los productos de Palantir que ahora se ejecutan en las bases de datos de gobiernos y corporaciones en todo el mundo.
El mismo estado de seguridad nacional al que Palantir ha asistido durante mucho tiempo a oprimir países en el extranjero y minorías a nivel nacional ahora está dirigiendo la Operación Warp Speed. Si bien la selección de Palantir para administrar la asignación de la vacuna a “grupos prioritarios” puede parecer simplemente que el estado de seguridad nacional quiere adjudicar el contrato a una empresa familiar y confiable, el gran foco de la estrategia de asignación es vacunar en primer lugar a las minorías, con unas justificaciones cuestionables para hacerlo. Esto indica que podría haber algo más detrás de la selección de Palantir para tener un papel tan importante dentro de la Operación Warp Speed.
La parte 1 de esta serie sobre la Operación Warp Speed y la Raza, titulada “El plan de Johns Hopkins y los CDC para disfrazar la experimentación médica en minorías como ‘justicia racial’” explora en profundidad el plan de Warp Speed para la asignación de la vacuna. Ese plan utiliza un enfoque gradual dirigido a las “poblaciones de interés” que han sido identificadas de antemano por varias organizaciones del gobierno, incluido el Comité Asesor sobre Prácticas de Inmunización de los CDC.
El foco principal de esta estrategia de asignación es repartir en primer lugar las vacunas a las minorías raciales de cierta manera para hacerlas sentir “a gusto” y no como “conejillos de indias”. Esto es particularmente evidente dado que a estas minorías se les suministrará una vacuna experimental que los documentos de la estrategia de asignación admiten que es probable que cause “ciertos efectos adversos… más frecuentes en ciertos subgrupos de la población”, con investigaciones que muestran que esos “subgrupos” que tienen mayor riesgo de experimentar efectos adversos son estas mismas minorías raciales.
La parte 1 también mostró que el gobierno cree que la guerra de la información y la coerción económica probablemente serán herramientas necesarias para combatir la “reticencia a la vacuna” entre estos grupos minoritarios, en vez de abordar directamente la causa real de esta “reticencia”, es decir, al abordar instancias pasadas de experimentación médica ilegal en minorías por parte del gobierno de EE. UU.
Este informe, la segunda parte de la trilogía que cubre los fundamentos racistas de los aspectos clave de la Operación Warp Speed, revela los factores reales detrás del ascenso de Palantir hacia la prominencia como contratista del estado de seguridad nacional y la razón real del porqué esta compañía fue elegida para identificar los mismos grupos minoritarios de “poblaciones críticas” que junto al gobierno de EE.UU. han oprimido y vigilado desde la creación de la empresa.
El 24 de noviembre de 2020, el secretario Alex Azar del Departamento de Salud y de Servicios Humanos (HHS, por su sigla inglés), ex ejecutivo Eli Lilly, anunció que el departamento comenzará a realizar “carreras de práctica” para las redes de distribución de la Operación Warp Speed para anticipar el despliegue nacional del HHS de la vacuna contra el Covid-19, que comenzará a mediados de diciembre.
El CNBC, que informó sobre los comentarios de Azar, señaló que Tiberius, un software desarrollado y manejado por Palantir, “ayudará al gobierno federal a asignar la cantidad de vacunas que cada estado recibirá”, y los funcionarios locales utilizarán a Tiberius para “decidir dónde irá cada dosis asignada, desde consultas de médicos particulares hasta grandes centros médicos”. De acuerdo a ese artículo y a otros, Tiberius recopilaría datos de agencias del gobierno de EE. UU., así como de gobiernos locales y estatales, empresas farmacéuticas, empresas fabricantes de vacunas y empresas como McKesson que han sido contratadas para la próxima distribución de vacunas.
El papel de Palantir en la Operación Warp Speed solo se anunció a fines de octubre, y los principales medios de comunicación, tales como el Wall Street Journal, informaron que la empresa se encontraba creando un nuevo producto de software que podría gestionar la producción y asignación de las vacunas contra el Covid-19 en la campaña de la operación. Todo ese montón de datos incluirá “un amplio conjunto de datos demográficos, laborales y de salud pública” que se utilizarán para “identificar la ubicación de poblaciones prioritarias” y tomar decisiones relacionadas con la asignación de las dosis de la vacuna. Tiberius también permitirá que los funcionarios “identifiquen proactivamente los cuellos de botella de la distribución, las limitaciones de inventario y las brechas en la administración en las poblaciones clave”.
La agencia de noticias AFP confirmó lo que había informado el Wall Street Journal y señaló que Tiberius le proporcionará a Palantir acceso a información de salud de carácter confidencial para que pueda “ayudar a identificar a los grupos con mayor prioridad que tengan un alto riesgo de contraer el virus”. El sitio web Business Insider señaló que Tiberius sería capaz de mostrar “áreas con proporciones altas de trabajadores de la salud, gente clínicamente vulnerable… adultos mayores” o cualquier otro grupo demográfico considerado como “población objetivo” por la Operación Warp Speed. Otro artículo de Military.com citó al jefe adjunto del equipo de política del HHS, Paul Mango, al afirmar que los horarios y ubicaciones de entrega de la vacuna “estaban siendo planificados” por Tiberius, lo que permite a los funcionarios ver cuántas personas de una “población objetivo” se encuentran en cualquier código postal de EE. UU.
Tiberius de Palantir utiliza el software que gestiona la HHS Protect, una base de datos secreta que acumula información relacionada a la propagación del Covid-19 recopilada “de más de 225 conjuntos de datos sobre estadísticas demográficas, pruebas basadas en la comunidad y un amplio rango de datos proporcionados por el estado”. HHS Protect ha sido criticada por diversos expertos en salud pública y epidemiólogos, entre otros, debido a sus decisiones repentinas de obligar a los hospitales de EE. UU. a entregar toda la información sobre casos de Covid-19 e información de los pacientes directamente a ellos. Se ha amenazado a los hospitales con perder el financiamiento de Medicare y Medicaid si se niegan a ingresar de forma regular todos los datos sobre sus pacientes Covid-19 y los resultados de sus tests en la base de datos de HHS Protect.
En particular, HHS Protect contiene información médica protegida, que varios senadores estadounidenses advirtieron en julio, que plantea “serias preocupaciones sobre la privacidad”. Según un grupo de senadores y representantes demócratas “ni HHS ni Palantir han detallado de forma pública lo que planean hacer con esta PHI [sigla en inglés de información médica protegida], o que garantía de privacidad se ha implementado, si existe alguna”. Además, agregaron que están “preocupados porque, si no existe ninguna garantía, los datos de HHS Protect podrían ser usados por otras agencias, de formas inesperadas, sin regulaciones y potencialmente dañinas, como en el contexto de la aplicación de la ley y la inmigración”. Palantir es bien conocido por su polémico contrato de trabajo con el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE, por su sigla en inglés), que es parte del Departamento de Seguridad Nacional que utiliza el software de Palantir en sus redadas de inmigración.
HSS Protect también es controversial por su nuevo componente “predictivos” que funciona con inteligencia artificial agregado recientemente, que “utiliza algoritmos prescritos para simular comportamientos y pronosticar posibles resultados”. HHS ha declarado que este componente de IA, llamado HHS Vision, no se creó con componentes de software comprados a Palantir, sino que con software de un contratista del gobierno más pequeño que tiene vínculos estrechos con IBM, otro gigante tecnológico vinculado con la inteligencia.
Además de la gran cantidad de información a la que Palantir tiene acceso a través de HHS Protect, la empresa también es miembro de la “Coalición de Salud del Covid-19”, una “respuesta colaborativa entre la industria pública y privada”, que involucra a Big Tech, ONG y corporaciones de atención médica que “comparten y aprovechan datos en tiempo real, mejores prácticas y experiencias clínicas” con el propósito oficial de “preservar el la prestación de atención médica” y “proteger a las personas” durante la crisis del coronavirus. Otros miembros, aparte de Palantir, incluyen a Amazon, Microsoft, Google, Salesforce y a IBM, como también a In-Q-Tel de la CIA y al turbio contratista de inteligencia de EE. UU., la corporación MITRE. La gran cantidad de datos compartidos por los miembros de la coalición, que también incluye a la mayoría de las principales empresas de registros médicos electrónicos de EE. UU., tiene como objetivo “desbloquear análisis a gran escala para el Covid-19”.
Al igual que HHS Protect, Tiberius utiliza el software Gotham de Palantir, que ha sido “perfeccionado durante una década de asociación con la comunidad, civil, militar y de inteligencia”, según el gerente de producto de Palantir para Gotham, Ryan Beiermester. En los últimos años ha incorporado más aspectos relacionados con el aprendizaje automático y a la inteligencia artificial. Según Forbes, Gotham acumula una vasta cantidad de datos personales que le permite “mapear a los miembros de una familia y los socios comerciales de una persona, también su dirección de correo electrónico, números de teléfono, direcciones actuales o pasadas, cuentas de banco, número de seguridad social y también la altura, peso y color de ojos”. Por lo general, es favorecido por las fuerzas policiales y agencias de inteligencia y ha sido usado (controversialmente) por diversos departamentos de policía, incluso en Los Ángeles y Nueva Orleans, como la piedra angular de la “vigilancia policial predictiva” o de iniciativas de pre-crimen. Una vocera del HHS indicó que Tiberius no utilizará información de identificación personal.
Otros informes han señalado que Tiberius está en cierta medida involucrado en los ensayos clínicos para los candidatos a vacuna contra el Covid-19, lo que le proporcionaría acceso a los datos de esos ensayos, incluidos los que muestran cómo varios “subgrupos de población” reaccionan a ciertos candidatos a vacunas. Como se informó en la parte 1 de esta serie, en la guía hecha por Johns Hopkins, en la que se basó la estrategia de asignación, se señala que es probable que “ciertos efectos adversos puedan ocurrir con mayor frecuencia en ciertos subgrupos de la población”.
Esos subgrupos con mayor riesgo en experimentar efectos adversos, las minorías étnicas, son los mismos subgrupos que serán priorizados por el gobierno de EE. UU. e identificados por Tiberius para ser vacunados primero durante el despliegue oficial de la Operación Warp Speed. De forma reveladora, esas mismas minorías étnicas señaladas por Johns Hopins como grupos de prioridad son las mismas minorías que Palantir es conocido por apuntar en sus polémicos contratos con el Control de Inmigración de Aduanas y agencias de orden público.
El especialista del Ejército de la Guardia Nacional, Cody Roche, registra el total de vehículos y la cuenta de personal que entra por el Punto de Control de Entrada del Sitio de Testeo Covid-19 de Bronx-Lehman el 4 de abril de 2020. Foto de la Guardia Nacional de EE. UU. por el Teniente Primero Kyle Kilner.
Tiberius es la incorporación más reciente, y quizás la más emblemática, de los movimientos de Palantir hacia el creciente campo de la vigilancia de la “salud pública”. Además de los contratos de Palantir vinculados a HHS Protect, la empresa también ha conseguido otros contratos vinculados al Covid-19 con subdivisiones de HHS. Como ejemplo, Palantir fue quien creó la aplicación web de los CDC para monitorear la propagación del Covid-19, que ha estado recopilando datos activamente desde marzo del 2020. La tecnología requerida para este proyecto fue construida con el software Foundry de Palantir, el cual “toma un rango de datos anónimos de hospitales y de agencias de atención médica de EE. UU., incluyendo los resultados de las pruebas de laboratorio, condiciones de los departamentos de emergencias, capacidad de camas y suministro de ventiladores.
A principios de octubre, el Centro Nacional para el Avance de las Ciencias Transnacionales de los Institutos Nacionales de Salud le adjudicó a Palantir un contrato por US $36 millones para “la iniciativa de la integración de datos empresariales y gestión de datos” que le otorgó también a los NIH el software para la salud pública de Foundry. Además, según el registro de adquisiciones federales, la Guardia Costera de EE. UU. contrató a Palantir en abril para ayudar con su Sistema de Preparación del Covid-19. El contrato de los NIH y Palantir precedió a la crisis del Covid-19 en cuestión de meses, con la empresa adjudicándose un contrato con NIH en enero para “proporcionar “capacidades de datos integrales” para el Plan Presidencial de Emergencia para el Alivio del Sida, según Forbes.
Palantir también está adquiriendo acceso a datos comparables de la población del Reino Unido. El Servicio Nacional de Salud de Reino Unido le adjudicó en marzo a la empresa un contrato de US $1.3 millones para ayudar a desarrollar su almacenamiento de datos del Covid-19, con un mandato similar para ayudar a los funcionarios del Reino Unido a entender cómo asignar recursos de manera apropiada. Según el CNBC, “los registros de salud del NHS, a los cuales Palantir ha obtenido acceso, incluyen los nombres de los pacientes, edades, direcciones, condiciones de salud, tratamientos y medicinas, alergias, tests, escáneres, resultados de rayos X, si el paciente fuma o bebe e información de ingreso y alta hospitalaria”. Recientemente, el NHS ha tenido charlas por poco más de un mes con Palantir para ver si la empresa desempeña un papel en el rastreo de contactos “sensibles”. Aparte del Reino Unido, Palantir ha afirmado que está involucrado en labores de respuesta al Covid-19 de al menos otros 10 gobiernos además de los EE. UU. y el Reino Unido.
Estos contratos lucrativos de salud pública están determinados a ser una bendición a largo plazo para la empresa, la que se hizo pública recientemente. Como explicó InvestorPlace a finales de noviembre, “el resurgimiento de la pandemia este otoño e invierno en los EE. UU y Europa aumentará los ingresos de Palantir”.
Mientras tanto, al igual que Palantir ha estado adjudicándose contratos de “rastreo de contactos” en todo el mundo occidental durante el 2020, la empresa también ha aumentado drásticamente su trabajo de contratación con el ejército de EE. UU., que también ha estado desempeñando un papel enorme en la respuesta al Covid-19, en especial con la Operación Warp Speed. Aunque por años el ejército ha estado trabajando con Palantir, la empresa ha adquirido recientemente más contratos que nunca con el Departamento de Defensa y recientemente ha suplantado a los contratistas de defensa favoritos desde hace mucho tiempo, tales como Raytheon, que ha ganado varias ofertas clave.
En febrero de 2020, se le adjudicó a Palantir un gran contrato de US $823 millones con BAE Systems para el Sistema Terrestre Común Distribuido del Ejército de EE. UU., y después de un mes se le adjudicó a la empresa un contrato de US $80 millones con la marina estadounidense para crear y gestionar un nuevo sistema de logística. Después, en abril, Palantir ganó un contrato con la Fuerza Espacial de EE. UU., creada recientemente, para construir “una imagen del espacio común y operativa”. A fines de noviembre, Palantir se adjudicó un contrato por una suma no revelada con el Comando de Futuros del Ejército, un comando centrado en la modernización del ejército con un gran énfasis en IA y aprendizaje automático.
La adquisición cada vez más exitosa de Palantir de los principales contratos con el ejército comenzó en serio el año pasado. En marzo de 2019, Palantir ganó un contrato de US $800 millones para construir el nuevo “sistema de inteligencia del campo de batalla” impulsado por IA del ejército. Luego, en octubre de 2019, Palantir logró un contrato de dos años de US $91 millones para desarrollar capacidades de IA y aprendizaje automático para el Laboratorio de Investigación del Ejército de EE. UU. El acuerdo incluye sus productos de Foundry o Gotham, con Foundry como detector y marcador de “riesgos” y Gotham como integrador de múltiples conjuntos de datos en uno. A finales del año pasado, Palantir logró otro contrato multimillonario con el ejército para el Proyecto Vantage. También, en diciembre de 2019, se reveló que Palantir se había hecho cargo del programa de asesinato de aviones no tripulados del Pentagono, conocido como Proyecto Maven, que había resultado ser muy polémico incluso para Google, que fue la empresa que originalmente se adjudicó el contrato.
Si bien puede parecer extraño que Palantir gane contratos importantes simultáneamente de agencias de atención médica y del ejército, este último, de hecho, ha conducido estado impulsando fuertemente la toma de control de la atención médica de EE. UU. por el estado nacional de seguridad durante el 2020. El Pentágono, a través de colaboraciones con otras empresas líderes de Silicon Valley, está desempeñando un papel importante en la respuesta al Covid-19 a través de Warp Speed, pero también está involucrado en otras labores de salud pública que son técnicamente ajenas, que incluye el diagnóstico predictivo de cáncer y accesorios “fitness”. Además, el HHS, bajo el liderazgo del Subsecretario de Preparación y Respuesta del HHS, Robert Kadlec, profundizó drásticamente las colaboraciones con la Agencia de Investigación de Proyectos Avanzados de Defensa (DARPA, por su sigla en inglés) dentro del mismo periodo de tiempo. Palantir no solo encaja perfectamente con esta gran iniciativa liderada por el Pentágono para militarizar la atención médica en todo el país, sino que la empresa misma es su núcleo.
Una herramienta de vigilancia y opresión
Como lo han detallado los informes citados anteriormente, la Operación Warp Speed es manejada casi completamente por el ejército de EE. UU, junto con el Departamento de Seguridad Nacional y la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), a diferencia de las agencias de salud civiles, las cuales, como se indicó en la parte 1 de esta serie, están significativamente menos involucradas que en otras labores de vacunación pasadas e incluso se les ha prohibido asistir a algunas reuniones de Warp Speed. El DHS, la NSA y el ejército tienen contratos multimillonarios con Palantir.
En julio, STAT obtuvo un gráfico del gobierno que mostraba “que aproximadamente setenta oficiales militares, incluyendo al menos a 4 generales, involucrados en el liderazgo de la Operación Warp Speed nunca han trabajado en la atención médica o en el desarrollo de alguna vacuna”. Un alto funcionario de salud le dijo a STAT que estaba sorprendido por el número de soldados con uniforme militar caminando por la sede del departamento de salud de Washington D.C. y dijo que recientemente había visto a más de cien oficiales en los pasillos de Warp Speed vestidos con “uniformes de la Tormenta del Desierto”.
Dado el papel emergente de Palantir como policía de la salud pública, vale la pena dar un paso atrás para examinar su historial de permitir el racismo y el militarismo de la violencia estatal de Estados Unidos. Como señaló The Guardian a principios de este año, “Palantir es bien conocida en los mundos de la defensa y la vigilancia policial”.
Palantir ha sido objeto de críticas como resultado de los contratos de la empresa con el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas, lo que incluye la creación de un sistema de inteligencia que utilizó el ICE que se conoce como Gestión de Casos de Investigación (ICM). El IB Times describió el ICM como “un vasto ‘ecosistema’ de datos para ayudar a los funcionarios de inmigración a identificar objetivos y crear casos en su contra” que también “proporciona a los agentes de ICE acceso a bases de datos gestionadas por otras agencias federales”. Además, el ICM le da acceso al ICE a información personal y sensible de los “objetivos”, como antecedentes sobre educación, empleo, relaciones familiares, registros telefónicos, historial de inmigración, datos biométricos, antecedentes penales, así como direcciones de casa y trabajo”.
Esta relación de US $92 millones entre ICE y Palantir debería causar preocupación, visto que Palantir estará a cargo de asignar vacunas contra el Covid-19 “adaptadas” para las mismas minorías que han sido su objetivo “para construir casos en su contra” y deportarlos”, a través de la ayuda a una agencia militarizada de aplicación de la ley . Además, como se indica en la Parte 1 de esta serie, Warp Speed está configurada para priorizar explícitamente a individuos encarcelados y a inmigrantes indocumentados de color, lo que significa que los encarcelados en los centros de detención del ICE, muchos de los cuales fueron colocados allí como resultado de otro software de Palantir, también serán marcados por el software Tiberius de Palantir.
El trabajo de Palantir con ICE no es la única razón por que las controversias rodean a la empresa. También tiene una relación cercana con agencias locales de aplicación de la ley y departamentos de policías en todo el país, a quienes proveen de herramientas policiales que se dirigen de manera abrumadora a grupos minoritarios. Algunas de esas herramientas son “predictivas”, o sea que marcan individuos que no han cometido algún crimen, pero según la minería y los algoritmos de datos de Palantir, es posible que lo hagan en el futuro. Como se indica en The Guardian en 2017, las fuerzas de orden de EE. UU., en varias partes del país, han estado usando “Palantir para predecir quién cometerá un crimen al atacar a los sospechosos al estilo de Minority Report”.
Los departamentos de policía que han usado las herramientas de vigilancia policial de Palantir incluyen al NYPD, Chicago PD, a la Policía Estatal de Virginia, al Departamento de Policía de Los Ángeles y al Departamento de Policía de Nueva Orleans, entre otros. Según sus defensores, las herramientas policiales de Palantir aprovechan la tecnología de big data para ayudar a los departamentos de policía a “agilizar” la aplicación de la ley, lo que mejora así su eficiencia. Sin embargo, los críticos dicen que la tecnología crea “ciclos de retroalimentación racista” en los que “se le asigna una cantidad desproporcionada de recursos policiales a comunidades históricamente hipercontroladas”
En particular, los métodos de vigilancia policial predictiva fueron desarrollados durante la guerra en Irak, un conflicto donde las fuerzas de ocupación sobrepasaron muchas de las líneas rojas legales. Estas técnicas policiales agresivas, forjadas bajo el fuego de la llamada “Guerra Global contra el Terrorismo”, en la que se les negó casi por completo a los ciudadanos iraquíes sus derechos civiles y humanos, son ahora implementadas en los EE. UU. y en otros lugares.
Las herramientas de aplicación de ley de Palantir procesan datos e identifican ciertas áreas de ciudades o vecindarios que deberían recibir un aumento en la presencia policial. La tecnología policial de Palantir puede crear “boletines para delincuentes crónicos”, que intentan predecir e identificar posibles “delincuentes reincidentes” y áreas problemáticas.
Luego de que alguien es considerado un posible o probable delincuente reincidente, se despliega una atención extra junto con técnicas de vigilancia mejoradas. De una manera similar, una vez que los algoritmos de Palantir marcan un barrio como altamente poblado de delincuentes reincidentes, se considera como una “zona de acceso” para luego ser vigilada desde cerca, lo que aumenta la posibilidad de que los residentes de la zona sean detenidos por cometer infracciones menores.
La Coalición Para Detener el Espionaje del LAPD critica la suposición tecnológica que subyace a la vigilancia policial de Palantir basada en algoritmos como una manera de “patologizar” a individuos y a barrios enteros. La Coalición dice que los programas “permiten continuar con décadas de vigilancia policial racista y discriminatoria bajo la aparente neutralidad de datos objetivos”.
Las herramientas de vigilancia policial de Palantir permiten también que jurisdicciones que normalmente no comunicarían o compartirían información lo hagan, lo que resulta en una mayor concentración del poder policial. Como lo indicó Wired, “cuando las jurisdicciones suficientes se unen a la red interconectada de Palantir de departamentos de policía, agencias del gobierno y bases de datos, el tesoro de datos resultante se asemeja a una red social de pago por acceso, un Facebook de delitos que es invisible y, en gran medida, no le rinde cuentas a los ciudadanos cuyo comportamiento rastrea”.
De todas las labores de vigilancia policial predictiva de Palantir, probablemente la más conocida se efectuó en Nueva Orleans. Como se reveló en The Verge en febrero de 2018, Palantir había estado ejecutando un programa piloto de “vigilancia policial predictiva” para el Departamento de Policía de Nueva Orleans por seis años y lo ha estado ocultando de la población de esta ciudad y de su ayuntamiento. Los miembros clave de su ayuntamiento han indicado que “no tenían idea que la ciudad tenía algún tipo de relación con Palantir, ni que estaban al tanto de que Palantir utilizó su programa en Nueva Orleans para comercializar sus servicios a otra agencia de aplicación de la ley por un contrato multimillonario”. Dos semanas después, la oficina de prensa del alcalde saliente de Nueva Orleans, Mitch Landrieu, le dijo al Times-Picayuneque su oficina no renovaría el “contrato pro bono” con Palantir.
Como el papel de Palantir en la “vigilancia policial predictiva” comenzó a convertirse en una controversia a nivel nacional, otra empresa sospechosa vinculada a la inteligencia, Carbyne911, también financiada por Peter Thiel, empezó contrataciones con departamentos de policía y proveedores de servicios de emergencia. Carbyne911, que recibió inversiones iniciales de personajes ligados a la inteligencia, como Nicole Junkermann y el infame Jeffrey Epstein, ha dado un paso adelante para hacerse cargo del portafolio de vigilancia policial predictiva, que una vez fue de Palantir, para condados de todo el país. Como se explora en este artículo, Carbyne911 tiene un componente de vigilancia policial predictiva que es misteriosamente similar al de Palantir.
En un ejemplo reciente del paso de batuta entre Palantir y Carbyne, Carbyne911 llegó a un acuerdo con la ciudad de Nueva Orleans en marzo, un trato que le dio acceso a la empresa a todos los datos de llamadas de emergencia al 911 y vigilancia completa a quien llame o interactúe con el sistema de emergencia de la ciudad, sin responsabilidad o límite alguno. Sólo un mes después, el Departamento de Policía de Nueva Orleans instaló controles policiales por toda la ciudad.
Sin embargo, la adquisición de Carbyne911 sobre Nueva Orleans en 2020 no solo se limita a recopilación de datos de llamada al 911. La empresa también ha estado involucrada en la respuesta oficial de Nueva Orleans al Covid-19 desde el principio. En marzo, Carbyne911 también afirmó estar ayudando a “aplanar la curva” en Nueva Orleans.
El reciente giro de Carbyne hacia la salud pública siguió al empañamiento de la imagen pública de la empresa a lo largo del año pasado, que inicialmente fue impulsado por el escándalo de Jeffrey Epstein. Luego de que se revelara que Epstein invirtió una suma considerable en la empresa y que dos de sus asociados cercanos, Nicole Junkermann y el ex primer ministro de Israel. Ehud Barak, fueron directores de Carbyne, la empresa fue objeto de gran escrutinio por sus conexiones con la inteligencia israelí.
Desde entonces, Carbyne911 ha eliminado a la mayoría de su directorio original del ojo público en un esfuerzo para distanciarse de los personajes vinculados a Epstein, como Junkermann y Barak, y también ha estado utilizando una empresa llamada Wowza para promover sus servicios en un esfuerzo aparente para evitar más escrutinio no deseado.
Wowza Media Systems, que fue fundada en 2005 por David Stubenvoll y Charlie Good, se asoció con Carbyne911 en 2015 para construir lo que Wowza denomina como un “ecosistema de transmisión confiable y seguro”. En junio del 2020, el CEO de Wowza admitió que “Nueva Orleans usa el servicio de Covid-19 de Carbyne para gestionar el servicio de llamadas de emergencia y ayudar a los individuos que han contraído el virus a contactar con profesionales de telesalud en lugar de inundar las salas de emergencia… Carbyne ha estado respondiendo un 70% de las llamadas de emergencia de la ciudad, la mayoría de las cuales estaban vinculadas a síntomas del Covid-19”.
Si bien la gran mayoría de los programas de vigilancia policial predictiva originales de Palantir se han descontinuado en los últimos dos años, sus servicios se están reemplazando por Carbyne911. Desde Nueva York hasta Nueva Orleans, parece que cuando una empresa de Thiel renuncia a su control sobre los datos públicos, surge otra empresa igualmente respaldada por Thiel para tomar las riendas del asunto.
La lógica tras Palantir
Berlín, Alemania, 19 de marzo de 2014. Hy! Summit – Imagen por Dan Taylor. www.heisenbergmedia.com
Además del papel de la empresa de ayudar a las minorías que son objetivo del estado de seguridad nacional de los EE. UU., también vale la pena explorar las opiniones sobre la raza que defiende Alex Karp, CEO de Palantir, y Peter Thiel, cofundador de Palantir, miembro de la junta y persona asociada con más frecuencia con la empresa en los medios. A fines de octubre, el New York Times publicó un extenso perfil de Palantir con un enfoque particular en su CEO, Alex Karp. En ese artículo, Karp expresó su miedo obsesivo de toda la vida, el cual consiste en ser asesinado por su origen racial “amorfo”, lo que “impulsa muchas de las decisiones” que se toman en Palantir.
El escritor del New York Times, Michael Steinberger, describió el miedo de Karp:
Karp me dijo: “Todavía no puedo creer que no me hayan disparado y no me hayan arrojado por la ventana”. Estábamos en la oficina de Palantir en Nueva York, ubicada en el distrito de Meatpacking. No estaba siendo literal, a pesar de las ventanas a prueba de balas de la oficina y los guardaespaldas rondando cerca. Más bien, se refería a la inevitable sensación de fatalidad que lo ha atormentado desde la infancia. . . .
Dijo que intuyó desde muy joven que su origen lo hacía vulnerable. “Eres un niño judío de extrema izquierda racialmente amorfo que también es disléxico, ¿no llegarías a la idea de que eres [improperio]?” Aunque ahora es el jefe de una gran corporación, ni el tiempo ni el éxito han disminuido su ansiedad. Mencionó que sin duda estaría entre las víctimas si la extrema derecha llega al poder. “¿Quién es la primera persona a la que van a colgar en la soga? Haz una lista y te mostraré a quién atraparán primero. A mí. Marco todas sus casillas”. Dijo que su miedo “impulsa muchas de las decisiones de esta empresa”.
En un informe de 2013 publicado por Forbes se señaló que Karp tiene un equipo de seguridad las 24 horas del día, los 7 días de la semana, que está allí de manera explícita “para protegerlo de los extremistas”.
Sin duda, es revelador que los antiguos miedos arraigados de Karp de ser puesto en la mira debido a su origen étnico sean una fuerza impulsora detrás de muchas decisiones que toma Palantir. Sin embargo, aunque Karp le confesó al New York Times que su miedo está relacionado a un posible crecimiento de la “extrema derecha”, esta afirmación parece dudosa al examinar la política y opiniones de su amigo cercano y cofundador de Palantir, Peter Thiel.
Una compañera de Thiel en Stanford y ahora autora de best-sellers, Julie Lythcot-Haims escribió en 2016 que Thiel le había dicho cuando estaban juntos en la universidad que “el apartheid era un sistema económico que funcionaba de forma eficiente y que los problemas morales eran irrelevantes”. Lythcott-Haims continuó diciendo que las declaraciones de Thiel le dieron la impresión de que él era “indiferente al sufrimiento humano o que sentía que oprimir a grupos enteros de humanos era un elemento racional y justificable de un sistema de gobierno”.
Aunque esto es sólo una anécdota, las declaraciones y acciones posteriores de Thiel respaldan esta interpretación de sus puntos de vista. Por ejemplo, como se señaló recientemente en el New York Times “Thiel ha sostenido que la democracia y la libertad económica son incompatibles y señaló que dar el voto a las mujeres las había perjudicado”.
Con respecto a la afirmación sobre la democracia y la libertad económica, en un artículo de agosto de Reason sobre las opiniones políticas de Thiel se proporciona más información. Por ejemplo, Thiel escribió en 2009: “Ya no creo que la libertad y la democracia sean compatibles”, mientras que uno de sus aliados importantes, el bloguero Curtis Yarvin, afirmó el mismo año que la democracia era “un crecimiento precanceroso que siempre llevaba consigo alguna malignidad”.
Otra influencia de Thiel es el filósofo alemán Carl Schmitt, un hombre infame por su promoción de la dictadura como una forma de gobierno inherentemente superior. En un ensayo de 2004, Thiel utilizó la declaración de Schmitt de que “el punto culminante de la política son los momentos en los que el enemigo es, con concreta claridad, reconocido como el enemigo” en referencia a la dirección que debería tomar “Occidente” después del 11 de septiembre de 2001. En ese momento, Thiel había lamentado que “un camino directo hacia adelante” para enfrentar al enemigo post 11 de septiembre “se ve impedido por la maquinaria constitucional de Estados Unidos”. No hace falta decir que, en el momento de los ataques del 11 de septiembre, “el enemigo” era percibido en gran parte en líneas etnoreligiosas.
Thiel también se ha vinculado con los “nacionalistas blancos” y la “franja de extrema derecha”, los mismos grupos que despiertan los temores más profundos de Karp, mientras que las personas estrechamente relacionadas con Thiel, como Jeff Giesea, son partidarios prominentes de personalidades de “extrema derecha” como Mike Cernovich y Andrew “weev” Auernheimer.
La estrecha y duradera relación de Thiel con Palantir y Karp desacredita la afirmación de este último de que su miedo a ser asesinado debido a su origen étnico se basa únicamente en el temor a la “extrema derecha”, dado que Thiel es en esencia la “extrema derecha” personificada. Independiente de las verdaderas razones de Karp para sentirse tan asustado, lo que está claro es que la raza está a la vanguardia de su pensamiento y, por lo tanto, a la vanguardia de gran parte de las decisiones de la empresa Palantir.
La privatización de Total Information Awareness
Para comprender el increíble poder que ejerce Palantir y por qué fue elegida para desempeñar un papel tan integral en el lanzamiento de la Operación Warp Speed, es importante comprender quién estuvo realmente detrás de su ascenso y por qué.
En términos generales, Palantir fue creada para ser el panóptico privatizado del estado de seguridad nacional, el cambio de marca más reciente del enfoque de big data de las agencias de inteligencia para neutralizar la disidencia e inculcar obediencia en la población. Este ha sido el objetivo clave de la inteligencia estadounidense durante mucho tiempo, ya que la CIA fue pionera desde la Guerra de Vietnam. Tanto la inteligencia estadounidense como la israelí la volvieron de forma encubierta contra el grueso de la población de EE. UU. durante los escándalos de software Irán-Contra y PROMIS de la década de 1980, aunque los esfuerzos para utilizar estos enfoques de big data para apuntar a protestas nacionales y movimientos sociales específicos habían estado vigentes durante años.
El panóptico fue originalmente el concepto de un filósofo inglés para un diseño nuevo y revolucionario de una prisión, pero la idea fue desarrollada de forma más completa por el filósofo francés Michel Foucault. Como informó en octubre el periodista independiente Johnny Vedmore, Foucault “utilizaría el concepto del panóptico original de Bentham como una forma de describir y explorar el “poder disciplinario”. . . . Según el trabajo de Foucault, el poder disciplinario tuvo éxito gracias al uso de tres tecnologías: observación jerárquica, juicio normalizador y exámenes”.
Vedmore luego señala:
Entre los análisis más notables de Foucault sobre la utilidad del panóptico se encuentra la siguiente cita de su libro Vigilar y castigar: “El efecto principal del panóptico es inducir en el preso un estado de conciencia y visibilidad permanente que asegure el funcionamiento automático del poder”. En otras palabras, la incertidumbre de un individuo está siendo observado constantemente induce a su obediencia, lo que permite que solo unos pocos controlen a la mayoría.
Quizás no sea sorprendente que para el reciente perfil de Palantir en el New York Times Karp eligiera posar con tres empleados de Palantir bajo un gran retrato de Foucault.
Durante la administración de Reagan, las personas en el centro del escándalo de Irán-Contra comenzaron a desarrollar una base de datos llamada Main Core, que ubicó firmemente al estado de seguridad nacional de los EE. UU. en su actual camino foucaultiano impulsado por la tecnología. Un alto funcionario del gobierno con una autorización y servicio de seguridad de alto rango en cinco administraciones presidenciales le dijo a Radar en 2008 que Main Core era “una base de datos de estadounidenses que, a menudo por la razón más mínima y trivial, son considerados hostiles y que en un momento de pánico podrían ser encarcelados. La base de datos puede identificar y localizar aparentes ‘enemigos del estado’ casi instantáneamente”. Fue desarrollado expresamente para su uso en protocolos de “continuidad del gobierno” (COG) por la figura clave de Irán-Contra, Oliver North, y se usó para hacer una lista de disidentes y “alborotadores potenciales” de EE. UU. con los que se debería lidiar si alguna vez se invocaba la COG.
Main Core utilizó el software PROMIS, que fue robado a sus propietarios en Inslaw Inc. por los principales funcionarios de inteligencia de Reagan y los Estados Unidos, así como por el maestro de espías Rafi Eitan. También estuvo estrechamente involucrado en el escándalo de PROMIS el magnate de los medios de comunicación y “super espía” israelí Robert Maxwell , el padre de Ghislaine Maxwell y, según se informa, el hombre que trajo al pédofilo, traficante de niños vinculado con la inteligencia Jeffrey Epstein al redil de la inteligencia israelí. Al igual que PROMIS, Main Core involucró a la inteligencia estadounidense e israelí y fue un enfoque de big data para la vigilancia de disidentes domésticos identificados.
Los escándalos de Irán-Contra y PROMIS se expusieron, pero posteriormente se encubrieron, en gran parte por el entonces y actual fiscal general de los Estados Unidos, William Barr. Main Core persistió y continuó acumulando datos. La comunidad de inteligencia no pudo aprovechar y utilizar de forma plena esos datos hasta después de los eventos del 11 de septiembre de 2001, que ofrecieron una oportunidad de oro para el uso de tales herramientas contra la población estadounidense, todo bajo el pretexto de combatir el “terrorismo”. Por ejemplo, justo después del 11 de septiembre de 2001, los funcionarios gubernamentales supuestamente vieron que las computadoras de la Casa Blanca accedían a Main Core.
Este evento también se utilizó como excusa para eliminar los “cortafuegos” de información dentro del estado de seguridad nacional, mediante la expansión del “intercambio de información” entre las bases de datos de la agencia y, por extensión, a través de la expansión de la cantidad de datos a los que Main Core y sus análogos podrían acceder y analizar. Como Alan Wade, que entonces se desempeñaba como director de información de la CIA, señaló poco después del 11 de septiembre: “Uno de los temas posteriores al 11 de septiembre es la colaboración y el intercambio de información. Estamos buscando herramientas que faciliten la comunicación en formas que no tenemos hoy”.
El estado de seguridad nacional de los EE. UU, en un intento de desarrollarse sobre estos dos objetivos post 11 de septiembre de manera simultánea, instituyó un programa de vigilancia “público-privado” tan invasivo que el Congreso cortó su financiamiento solo unos meses después de su creación debido a la preocupación de que eliminaría totalmente el derecho a privacidad en los Estados Unidos. Con el nombre Total Information Awareness (TIA), el programa buscaba desarrollar un aparato de vigilancia «que todo lo ve” administrado por DARPA y el Pentágono. El acuerdo oficial fue que la vigilancia invasiva de toda la población estadounidense era necesaria para prevenir ataques terroristas, eventos de bioterrorismo e incluso brotes de enfermedades que se dan de forma natural antes de que pudieran ocurrir.
El arquitecto de TIA, y el hombre que la dirigió durante su relativamente breve existencia fue John Poindexter, mejor conocido por ser el asesor de seguridad nacional de Reagan durante Irán-Contra y por haber sido condenado por cinco delitos graves relacionados con este escándalo. Poindexter, durante la audiencias de Irán-Contra, afirmó que era su deber ocultar información al Congreso.
Con respecto a TIA, uno de los aliados clave de Poindexter en ese momento era el director de información de la CIA, Alan Wade. Wade se reunió con Poindexter debido a la relación con TIA en numerosas ocasiones y logró la participación no solo de la CIA sino de todas las agencias de inteligencia estadounidenses que se habían inscrito para agregar sus datos como “nodos” para TIA y, a cambio, obtuvieron acceso a sus herramientas.
El ex director de información de la CIA, Alan Wade, como se muestra en el sitio web Intelligence Issues. www.intelligenceissues.com
El programa TIA, a pesar de los mejores esfuerzos de Poindexter y sus aliados como Wade, finalmente se vio obligado a cerrar después de las considerables críticas y la indignación pública. Por ejemplo, la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles afirmó que el esfuerzo de vigilancia “eliminaría la privacidad de Estados Unidos” porque “cada aspecto de nuestra vida sería catalogado”, mientras que varios medios informativos principales advirtieron que TIA estaba “luchando contra el terrorismo al aterrorizar a los ciudadanos estadounidenses”.
Aunque el financiamiento del programa fue cortado , más tarde se supo que TIA en realidad nunca se cerró, ya que sus diversos programas se dividieron de forma encubierta entre la red de agencias militares y de inteligencia que conforman el estado de seguridad nacional de EE. UU. Si bien algunos de esos programas de TIA pasaron a la clandestinidad, el software central del panóptico que el programa esperaba manejar comenzó a ser desarrollado por la misma empresa ahora conocida como Palantir, con una importante ayuda de la CIA y Alan Wade, así como de Poindexter.
En el momento en que se lanzó de forma oficial en febrero de 2003, el programa TIA fue controversial desde el principio, lo que lo llevó a cambiar su nombre en mayo del mismo año a Terrorism Information Awareness en un intento aparente de parecer menos un sistema de vigilancia nacionalque lo abarca todo y más como una herramienta específicamente dirigida a “terroristas”. El programa TIA se cerró a finales de 2003.
El mismo mes que cambió el nombre de TIA y con una creciente reacción contra el sistema, Peter Thiel incorporó Palantir. Sin embargo, Thiel había comenzado a crear el software tras Palantir con meses de anticipación, aunque él afirma que no puede recordar exactamente cuando. Thiel, Karp y otros cofundadores de Palantir afirmaron durante años que la empresa había sido creada en 2004, a pesar de que el papeleo de Thiel para la incorporación de Thiel contradecía de forma directa esta afirmación.
Además, en 2003, aparentemente poco después de que Thiel creara formalmente Palantir, el archi neoconservador Richard Perle llamó a Poindexter y dijo que quería presentar al arquitecto de TIA a dos empresarios de Silicon Valley, Peter Thiel y Alex Karp. Según un informe de la revista New York Magazine, Poindexter “era precisamente la persona” con la que Thiel y Karp querían hablar, principalmente porque “su nueva empresa tenía una aspiración similar a lo que Poindexter había intentado crear en el Pentágono”, es decir TIA. Durante esa reunión, Thiel y Karp buscaron “escoger el cerebro del hombre actualmente visto en gran medida como el padrino de la vigilancia moderna”.
Poco después de la incorporación de Palantir, aunque el momento exacto y los detalles de la inversión permanecen ocultos al público, In-Q-Tel de la CIA se convirtió en el primer patrocinador de la empresa, además del propio Thiel, aportando un estimado de US $2 millones. La participación de In-Q-Tel en Palantir no se informaría de manera pública hasta mediados de 2006.
Sin duda, el dinero fue de utilidad. Además, Alex Karp le dijo recientemente al New York Times que “el verdadero valor de la inversión de In-Q-Tel fue que le dio acceso a Palantir a los analistas de la CIA, quienes eran sus clientes previstos”. Una figura clave en la realización de inversiones de In-Q-Tel durante este periodo, incluido Palantir, fue el director de información de la CIA en ese momento, Alan Wade.
Después de la inversión de In-Q-Tel, la CIA sería el único cliente de Palantir hasta 2008. Durante ese periodo, los dos mejores ingenieros de Palantir, Aki Jain y Stephen Cohen, viajaron cada dos semanas a la sede central de la CIA en Langley, Virginia. Jain recuerda haber realizado al menos 200 viajes entre 2005 y 2009. Durante estas visitas regulares, los analistas de la CIA, “probarían [el software de Palantir] y ofrecerían comentarios, y luego Cohen y Jain volarían de regreso a California para corregirlo”. Al igual que con la decisión de In-Q-Tel de invertir en Palantir, el director de información de la CIA en ese momento, Alan Wade, desempeñó un papel importante en muchas de estas reuniones y posteriormente en la “corrección” de los productos de Palantir.
Entonces, no debería ser sorpresa que exista una coincidencia entre los productos de Palantir y la visión que Wade y Poindexter habían pensado para el fallido programa TIA. Se pueden ver los obvios paralelismos entre Palantir y TIA al examinar cómo los autores intelectuales detrás de cada uno describen sus funciones clave.
Por ejemplo, véase el siguiente extracto del libro de Shane Harris, The Watchers: The Rise of America ‘s Surveillance State, con respecto a las opiniones de Wade y Poindexter sobre las “protecciones de privacidad incorporada” de TIA.
A Wade le gustó la idea, pero escuchó algo aún más intrigante en el discurso de Poindexter, un concepto que no había escuchado en ninguna de las sesiones informativas sobre tecnología a la que había asistido desde el 11 de septiembre: las palabras “proteger la privacidad”. Wade pensó que lo de Poindexter era la primera arquitectura de información ambiciosa que incluía a la privacidad desde cero.
Describió su concepto de privacidad, en el que un dispositivo físico se colocaría entre el uso y los datos, al proteger los nombres y otra información de identificación de las millones de personas inocentes involucradas en el alboroto. Poindexter explicó que el sistema TIA utilizaría “revelación selectiva”. Cuanto más quiera un usuario adentrarse y sondear los datos, más autoridad externa tiene que obtener.
Compárese el discurso de venta de la “revelación selectiva” de TIA con el ofrecido recientemente por Karp y Thiel al New York Times sobre las supuestas garantías de privacidad de Palantir:
Karp y Thiel dicen que tenían dos aspiraciones generales para Palantir desde el principio. La primera era crear un software que pudiera ayudar a mantener al país a salvo del terrorismo. La segunda era demostrar que existía una solución tecnológica al problema de equilibrar la seguridad pública y las libertades civiles, una aspiración “hegeliana”, como dice Karp. Aunque son políticamente opuestos, ambos temían que la privacidad personal fuera una víctima de la guerra contra el terrorismo. . .
Con ese fin, el software de Palantir se creó con dos características de seguridad principales: Los usuarios solo pueden acceder a la información que están autorizados a ver y el software genera una pista de auditoría que, entre otras cosas, indica si alguien ha intentado obtener material fuera de sus límites.
La explicación que ofrecieron Poindexter y Wade para TIA y la presentada por Karp para Palantir son esencialmente análogas. Del mismo modo, el concepto de “registro inmutable” de Palantir, según el cual “todo lo que hace un usuario en Palantir crea un rastro que puede ser auditado”, también fue un sello distintivo del sistema TIA previsto por Poindexter y Wade.
Como se señaló en The Watchers:
Poindexter también propuso “una pista de auditoría inmutable”, un registro maestro de cada analista que había utilizado el sistema TIA, qué datos había tocado y qué había hecho con ellos. El sistema estaría capacitado para detectar patrones de uso sospechosos. . . . Poindexter quería utilizar TIA para vigilar a los observadores. El equipo de la CIA [incluido Alan Wade] le gustó lo que escuchó.
Los beneficios de reutilizar el programa TIA “público-privado” en una entidad completamente privada después de que fuera desmantelado de forma pública son obvios. Por ejemplo, dado que Palantir es una empresa privada en lugar de un programa gubernamental, la forma en que el gobierno y los clientes corporativos utilizan su software se beneficia de una “negación plausible” y libera a Palantir y su software de las limitaciones que estarían presentes si paraticipara en un proyecto público.
Como señala este mismo perfil de finales de octubre del New York Times en Palantir:
Los datos, que se almacenan en varios servicios en la nube o en las instalaciones de los clientes, son controlados por los mismos clientes, además, Palantir dice que no vigila el uso de sus productos. Los controles de privacidad tampoco son infalibles; depende de los clientes decidir quién puede ver qué y qué tanta vigilancia desean poner.
Desde PROMIS a Palantir: Construyendo el panóptico de la salud pública
Si bien Wade estuvo involucrado en la operación de la infraestructura de tecnología de la información de la inteligencia estadounidense y en la dirección del surgimiento de Palantir, también estuvo estrechamente involucrado en otra empresa conocida como Chiliad. Chiliad era una empresa de análisis de datos fundada a fines de 1990 por Paul McOwen, Christine Maxwell y una tercera persona anónima. Sin embargo, Bloomberg cataloga a Alan Wade como el cofundador de Chiliad, lo que significa que Wade, como tercer cofundador, participó en la creación de Chiliad y también ocupó un alto cargo en la CIA.
Esto es importante por dos grandes razones. En primer lugar, Chiliad se convirtió en la herramienta que la inteligencia estadounidense solicitó inmediatamente después del 11 de septiembre. Sin embargo, se había configurado convenientemente con mucha anticipación, lo que permitió que se obtuvieran contratos clave gracias a la etapa avanzada de su producto y las conexiones de inteligencia de sus fundadores. Esto, junto con una entusiasta recomendación de la siempre bastante comprometida Comisión del 11-S, benefició al software de Chiliad, que era increíblemente similar a las primeras versiones del software de Palantir y PROMIS. Debido al litigio en curso en el caso PROMIS, el estado de seguridad nacional de EE. UU. se esforzó para reajustar y modificar el software lo suficiente como para que pudiera argumentar que el que estaba en uso era diferente al producto original robado, según el desarrollador original de PROMIS, Bill Hamilton de Inslaw Inc.
En segundo lugar, Wade, empleado de la CIA en el momento en que se fundó Chiliad, creó la empresa con Christine Maxwell, hermana de Ghislaine Maxwell e hija de Robert Maxwell. Antes de la muerte de su padre, Christine estuvo estrechamente involucrada y terminó liderando la empresa ficticia con sede en EE. UU. que Robert Maxwell había utilizado para vender versiones de PROMIS, que tenía una puerta trasera a laboratorios nacionales estadounidense para la inteligencia israelí, lo que comprometía seriamente la seguridad nacional del país. La CIA, junto con la inteligencia israelí, estuvo estrechamente involucrada en el escándalo del software PROMIS. Por lo tanto, la participación de Wade y Maxwell en la creación de Chiliad y la clara coincidencia en el software PROMIS y Chiliad indica que Chiliad fue el sucesor estadounidense-israelí de PROMIS. Además, el papel de Wade en el ascenso de Palantir indica que Palantir es otro sucesor de PROMIS, algo que también se exploró hasta cierto punto en este artículo.
En particular, Palantir fue ganando importancia como el software occidental antiterrorista de referencia, justo cuando Chiliad dejó ese sector y finalmente se retiró unos años más tarde. Especialmente, en los años previos a su cierre, Chiliad había comenzado a acercarse a los datos de atención médica, un pivote que se hizo muy obvio en 2012, cuando comenzó a agregar ejecutivos prominentes de la industria de la salud a la junta de su empresa y a participar en la ayuda a la “investigación médica”.
Poco después del cierre de Chiliad, Wade, que también había sido el presidente de la junta durante muchos años, se incorporó al consejo de una empresa de ciberseguridad del Reino Unido llamada Darktrace. Darktrace, como se señala en este artículo de Johnny Vedmore, es el resultado de la unión de la inteligencia de Reino Unido con un equipo de investigadores de IA en Cambridge que buscaban desarrollar la “singularidad” de la IA. Este intento de IA “consciente de sí misma” se desarrolló posteriormente en software de “ciberseguridad” bajo la atenta mirada y dirección de la inteligencia británica. El software vinculado a la inteligencia Darktrace ahora ejecuta no solo una gran franja de la red eléctrica de Reino Unido y las computadoras de las principales corporaciones de todo el mundo, sino también la ciberseguridad para el NHS del Reino Unido, lo que le da acceso a los datos de salud de los pacientes.
Poco después de que comenzara la incursión de Darktrace en el cuidado de la salud, Palantir hizo su propio giro hacia el mismo camino, tanto para el NHS en el Reino Unido como para el HHS en los Estados Unidos. Esta última asociación se ha hecho mucho más fuerte durante el año pasado, de HHS Protect al rastreo de contactos y ahora a la Operación Warp Speed. Mientras tanto, los contratos de Palantir con el ejército estadounidense, que gestiona a la Operación Warp Speed, también se han fortalecido considerablemente en el transcurso del año pasado. La expansión de Palantir en casi todos los sectores del gobierno continuará, particularmente con el presidente electo Biden para liderar la comunidad de inteligencia de los EE. UU. Por ejemplo, Avril Haines, quien fue consultora de palantir hasta que se unió a la campaña de Biden como asesora a principios de este año.
Al igual que el aparato planeado de TIA que todo lo ve, incluso los principales medios informativos como el New York Times han comenzado a describir a Palantir como “el ojo que todo lo ve”, el centro de un panóptico que ha crecido de forma exponencial bajo el disfraz de una respuesta “dirigida por el sector privado” a una emergencia de salud pública. Este panóptico de “salud pública”, como se ve de forma clara con Palantir y su papel en Warp Speed, se trata de promover los objetivos de larga data del estado de seguridad nacional y apuntar a las mismas poblaciones objeto de violencia estatal con el pretexto de “protegerlos” a ellos y al colectivo. El objetivo de Palantir es, y siempre ha sido, el control de la información y el conocimiento, además de convertirse en la pieza central de una vasta empresa de vigilancia que ahora se extiende mucho más allá de las fronteras estadounidenses.
Los grupos minoritarios a los que Palantir ha apuntado durante mucho tiempo en nombre del estado de seguridad nacional, y a quienes ahora identificarán y priorizarán para la vacunación Warp Speed, han sido durante mucho tiempo los grupos por los que la estructura de poder occidental ha estado más preocupada por levantarse contra la desigualdad estructural y la violencia estatal que los afecta de manera desproporcionada. Por lo tanto, no es coincidencia que el próximo paso del estado de vigilancia, a través de la “farmacovigilancia” y los aspectos militarizados de Warp Speed, apunte a estos mismos grupos.
Con la Operación Warp Speed liderada por militares y Palantir asociado con ICE preparándose para “adaptar” ciertas vacunas COVID-19 a las “poblaciones objetivo” minoritarias, a continuación exploraremos, en la tercera y última parte de esta serie, los individuos que están alrededor de una vacuna de la Operación Warp Speed en particular. Esta vacuna no solo ha tenido una serie de problemas de seguridad, sino que también fue desarrollada por investigadores con estrechos vínculos con la Sociedad Británica de Eugenesia, que en 1989 cambió su nombre a Instituto Galton.